Confinamiento y escuela

Lyzandro Herrera

Es complicada esta situación sin clases presenciales que estamos viviendo, especialmente para los niños, que ven frenado su desarrollo personal.

Muchas generaciones han perdido la emotividad de las clausuras de cursos, de las competencias deportivas y académicas, la sociabilización cotidiana con los pleitos y grupitos de amigos, fiestas, etc. 

El gobierno, las  escuelas  y,  sobre  todo,  los  padres deben actuar para que no se vea truncado este crecimiento. Las familias más desfavorecidas o en riesgo de pobreza son las más afectadas, ya que, aunque muchas escuelas están proporcionando contenidos online para continuar con el  aprendizaje,  es  necesario  tener  acceso  a  internet  y  dispositivos  móviles adecuados para la enseñanza.

La  crisis  económica  vinculada  a  covid-19  también  debe  impulsar  a  los  gobiernos  a  reforzar  las  garantías  de  los  derechos  económicos  y  sociales  y  las  protecciones  sociales  para  las  familias  más  vulnerables. 

Las  decisiones  y  los  planes  propuestos  por  los  distintos  gobiernos  son  fundamentales,  no  sólo  para  mitigar  los  daños  de  la  pandemia,  sino también para beneficiar a los niños a corto, mediano y largo plazo.

 Es  importante  proporcionar  asistencia  económica,  incluyendo  ayudas  y  becas,  a  las  familias  de  bajos  ingresos  con  niños,  que  son  las  primeras  y  más  afectadas,  para  ayudarles a satisfacer las necesidades básicas. Hay que dar prioridad a los esfuerzos para continuar  la  educación  de  todos  los  niños,  utilizando  la  tecnología  disponible,  y  poniéndola a disposición de quien no tiene acceso. Al día de hoy, Hans Kluge, director de la OMS en Europa, afirma que el mundo pronto alcanzará la inmunidad global debido a la implementación de la vacuna y a la infección por el virus; sin embargo, en México, aún quedan varios meses de confinamiento y será un proceso gradual el retomar la vida como era en antes de la pandemia por lo que implica el procesamiento de una tensión entre las razones sanitarias y las cognitivas, sociales y psicológicas.  Es cuanto.