LA GUERRA Y LA PAZ

Lyzandro Herrera

“Por más que quieran darle un buen sentido a la guerra, no deja de ser un crimen en cualquier ámbito”

León Tolstoi.

En 1869, el escritor ruso León Tolstoi, publica una de las máximas obras de la literatura rusa, La Guerra y la Paz, en esta se describe el esplendor de sus ciudades como San Petersburgo y Moscú, la cotidianeidad de la vida aristocrática, el orgullo militar y las vicisitudes de la clase campesina, el punto de inflexión, narra excepcionalmente el impacto de la Invasión Napoleónica en 1812 al pueblo de las estepas, así como emociones encontradas entre el temor, coraje y valor para enfrentar la sentencia del Emperador Francés, quien dijo: “He venido a terminar de una vez por todas con el coloso de los barbaros del norte, la espada ya ha sido desenvainada, hay que espantarlos hacia sus cavernas de hielo para que no vuelvan a inmiscuirse en los asuntos de la Europa civilizada”.

El Emperador Ruso Alejandro I, tras recibir la declaración de guerra y ser derrotado en la batalla de Borodino, visualiza la inminente caída de Moscú, decide convocar a sus habitantes a salir de la ciudad para resguardarse, mientras tanto, en la primera noche de Napoleón en Moscú, la ciudad y suministros de alimentos son quemados por los rusos, con la intención de evitar que su estancia se prolongue, llevándole al pequeño corso a desatar su furia, pero su suerte estaba echada, así como la retirada inminente de su Grande Armée, la cual, a su regreso, encontraría la muerte por congelamiento, por hambre, y por continuas emboscadas de grupos de resistencia civil y militar rusa, marcando la desolación de su ejército y el inicio del fin de imperio napoleónico, mientras tanto, el pueblo ruso reencontraba esperanza para reconstruir sus ciudades y el orgullo de haber vencido al invasor, con la sensación de paz y libertad, después de haber ganado…perdiendo. (Agradezco a Christian Falcón Olguín la elaboración de esta columna).