Nada nuevo bajo el sol

David Tenorio

Nihil sub Sole novum – nada nuevo bajo el sol -, frase antiquisima que los romanos hicieron suya para expresar la idea de que todo, o casi todo, tiene un precedente, lo pasado se desarrolla de manera cíclica.

La calumnia tiene una larga historia. Es producto de la falta de escrúpulos y la ignominia. Se alimenta de la vanidad y sirve para eliminar a los adversarios. Su utilización forma parte de redes de poder donde se combate por medio de la descalificación personal, del rumor. 

Su práctica está extendida y afecta sin distinción a mujeres, hombres, personajes e instituciones del ambito público y empresarial. Es ya habitual tener que desmentir lo que otros urden para eliminar del camino a quienes consideran rivales o un peligro. Las redes sociales rebosan de articulos difamatorios contra quienes consideran adversarios, eso si, bajo la justificación del interes general. Es casi ya una constumbre tomar por cierto lo publicado o lo que se recibe en las redes sociales sin contrastar o verificar la información.

Sembrar el desconcierto y la duda son buen material para talar el árbol que hace sombra, el objetivo es causar lo que los romanos, maestros del rumor llamaban damnatio memoriae (condena de la memoria).

La difamación, convertida en instrumento político para perjudicar a los adversarios, busca deformar su imagen y desprestigiarlos ante la opinión pública, es practica habitual de todo granuja metido a político. Ella pertenece al mismo género degradado de la conducta de quienes, por incapacidad para afrontar el debate de las ideas, dirigen sus dardos y sus patrañas contra quienes lo proponen. No afrontan las tesis contrarias para demostrar que son malas, que están equivocadas o que son dañinas para la sociedad sino que buscan descalificar a quienes las plantean. Es decir, no abren juicio ni debate sobre los temas sino que enfilan sus baterías contra sus autores.

“Calumnia, calumnia, que algo queda”, es una conocida frase en el mundillo de la des comunicación política.

Hidalgo no es ajeno a estos embates, maxime cuando hubo alternancia, y se gesta un cambio profundo en la estructura gubernamental de la entidad. Lo que representa una amenza para la añeja e intrincada red de complicidades que se niega a desaparecer, la transición esperada esta en proceso.

En los códigos penales se singulariza como delito la calumnia, con pena punitiva de carcel y económica contra quienes incurran en ella maliciosamente. Napoleón solía decir que “el mal de la calumnia es semejante a la mancha de aceite: siempre deja huella”. Y el novelista francés Francois Mauriac escribió: “La calumnia siempre es sencilla y verosímil. Y en esto se diferencia muchas veces de la verdad”.