La visión esencialista del machismo III

Amira Corrales

En entregas pasadas, comentamos un tema difícil, pero necesario: los mitos del machismo, tomados de un capítulo del libro de Mariana Castañeda “El machismo invisible”. Hablamos de la sobrevaloración de los valores masculinos y del control sobre las mujeres como característica de la masculinidad.  Hoy abordaremos el tema de la sexualidad. El mito es que los hombres necesitan más sexo. Esta idea se ha generalizado en casi todo el mundo y se ha buscado una justificación biológica, hormonal, en la que aparentemente, la testosterona es la culpable. Al parecer los hombres están más dotados para el coito, o alcanzan mayor éxito con las mujeres, debido a que esta hormona se encuentra en altos índices en los varones. De esta manera, una base biológica justifica una creencia ideológica. Pero esto es falso. La ciencia ha demostrado que no son los índices hormonales los que guían una conducta sexual, sino los pensamientos y fantasías sexuales, que vienen en el paquete de “educar a los machistas”. Si a eso le agregamos la permisividad sexual que tienen los varones de desarrollar sin tapujos su sexualidad contrariamente a las restricciones que tienen las mujeres, comprendemos por qué los hombres tienen la mayor frecuencia de relaciones sexuales. Biológicamente las mujeres estamos mejor equipadas para esto, gracias a un órgano fundamental de nuestro placer sexual: el clítoris. En sociedades menos machistas y religiosas, las mujeres gozan de su sexualidad de manera más libre; pero también porque tienen educación sexual de calidad desde la infancia.

 

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